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140.0

"Aquel cuyo redito va encaminado a ver reconocida por sus ciudadanos la gestión municipal, cuya atención, en muchas ocasiones, se encamina más a la cantidad que a la calidad"

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  • Ilustración de Jorkareli. -

Podría parecer la frecuencia de una de las ondas de radio a través de la que escuchamos las noticias, oímos música o asistimos a toda una serie de falsarios cotilleos de sobremesa en los que entretener nuestra vacua imaginación cuando de no pensar se trata.
Pero el título  de esta nueva entrega hace alusión a otra realidad que no nos gustaría fuera el pan de cada día, ya que con esa cantidad, probablemente ni pan podríamos conseguir para alimentar a una familia.
Y es que no solo de pan vive el hombre. Todos sabemos que además, para vivir dignamente, hacen falta más cosas. Aquellas que, por supuesto, tienen quienes dictan la norma, quienes se mueven dentro del supuesto estricto margen de la legalidad, quienes tienen la potestad de decidir qué sueldo le corresponde a aquellos otros quienes, los cuales, con su trabajo, sacan las castañas del fuego a las instituciones y permiten mantener en su puesto a ediles, delegados y toda una plantilla política que se entretiene en juegos de palabras, cual botes de humo, para despistar, deshacer o desmembrar la protesta cuando existe.


Este 140.0, con  solo un decimal por no gastar más tinta dentro del plan de ahorro presupuestario, bien puede corresponder al sueldo mensual de uno cualquiera de los trabajadores de los llamados ´monitor@s´ que han venido sustentando los famosos cursos de las diferentes delegaciones de nuestro ayuntamiento.
Múltiples y variados cursos destinados a la participación ciudadana, sin la cual, las distintas delegaciones bajarían el porcentaje de acción social y por ende de objetivos con marcado matiz institucional.
Es conveniente apuntar que, entre esos objetivos, también existe el político. Aquel cuyo redito va encaminado a ver reconocida por sus ciudadanos la gestión municipal, cuya atención, en muchas ocasiones, se encamina más a la cantidad que a la calidad. Juego consabido en el objeto real de su programación.
Lejos de la intencionalidad política y el juego de factores de esta naturaleza, nos preocupa sobre manera los 'sujetos' - parte principal de la oración- . Aquell@s que hacen posible que toda esa actividad fundamentada en horas de trabajo y en distintas materias, sustentan, educan y ocupan a los depositarios de la sociedad a la que va dirigida.
Estos sujetos principales en el organigrama laboral de lo que ha venido siendo el plan de ocupación laboral - social, los llamados monito@s, han venido asistiendo a unas condiciones de contratación absolutamente leoninas, viéndose avocad@s a dirigir, cada uno en su materia, no uno, sino múltiples cursos, para así poder obtener cierto rédito como fruto de su trabajo.
Todos sabemos a qué ha conducido la crisis económica que venimos arrastrando. Entre otras muchas cosas, siguiendo el sendero de los más desfavorecidos, a la proliferación de contratos basura, impago de horas extra y toda una serie de precariedades laborales en las que el abuso contractual y de cualificación de las diferentes actividades ha campeado por sus fueros, sin la más mínima protesta de las organizaciones sindicales, incluso las instauradas dentro de las administraciones públicas.
Ese es el caso. Estos trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento, se han visto durante años, sometidos a una relación laboral de semi - esclavitud, entrando a formar parte del ' o lo tomas o lo dejas' tan extendido en el ámbito laboral empresarial y contra el que, algunos movimientos sociales, se han venido manifestando ampliamente, como una de las más perniciosas consecuencias de la calculada ingeniera económica de recuperación, orquestada por los poderes del capitalismo desaforado.
Mientras, la institución pública, en vez de servir de ejemplo social toda vez su obligado servicio a la ciudadanía,  remeda el ejemplo del capital y trata a sus trabajadores con contratos súper temporales, altas, bajas de una insufrible intermitencia y una remuneración tan asombrosamente exigua, situándoles en la picota de la fragilidad y casi indigencia económica, bajo una pretendida generosidad del todo inexistente  y en un pretendido  alarde de transparencia donde no se tienen en cuenta el VALOR AÑADIDO que la  dedicación de años en el ejercicio de su función han proporcionado en y para la administración pública.
Todo un mapa de insólitos despropósitos, mas incomprensibles si cabe, cuando quienes subrogándose a siglas políticas en las que la defensa de los obreros  explicita su talante y esencia histórica, no lo cumplen.
Como en el teatro, existen guiones y guiones. Unos para la complacencia. Otros para los fuegos fatuos. Y muchos para la enajenación y adocenamiento del espectador. No cabe duda, preferimos los que tocan fibras, emocionan y nos hablan de  aquellas realidades que la actividad, la prisa, el desasosiego por llegar a final de mes, no nos permite vigilar con la suficiente frecuencia. Menos correctos políticamente, pero  más auténticos, al denunciar la tremenda devaluación personal y laboral que nuestra institución ofrece,  a quienes desafortunadamente han de contentarse con 140.0.

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