La capital jienense tiene el sello cultural de una mujer de Granada, pero que lleva en Jaén desde 1975 y que se despide del Ayuntamiento con el Partido Popular, aunque llegó con un partido, el Centro Democrático y Social (CDS), del que ahora se acuerda más que nunca por el panorama político actual.
Cristina Nestares García-Trevijano, a sus 67 años, dejará la política el 13 de junio después de casi dos décadas. Seguirá trabajando hasta el último día porque así lo ha hecho desde que inició su carrera política, allá por 1987 como concejal y portavoz del CDS. “Entonces dije que llevaría la transparencia por bandera y hasta hoy lo he cumplido. En más de una ocasión he tenido que escuchar que no sirvo para política porque me dicen que soy demasiado sincera”, reconoce a VIVA JAÉN Cristina Nestares.
Se irá con “el corazón partido” y con la alegría de haber hecho “todo lo posible” por la ciudad, porque ha sentido la política y su gestión al frente de Cultura. Cuando el alcalde le preguntó el pasado Sábado Santo qué pensaba de su futuro político, ella le confesó que no estaba cansada, pero que era tiempo de renovar a las personas y que se iba con la tranquilidad de haber cumplido con su palabra. “Al alcalde le prometí trabajo y lealtad y en mi la gente ve al PP. Yo me he volcado y tengo que agradecer al PP su confianza”, confirma.
Se ha convertido en una política transparente, honesta, perseverante, incansable, que no engaña y que sirve al ciudadano lo mejor posible. “La política me ha enriquecido. Cuanto te sientes querida trabajas con ilusión. Agradezco a Jaén y su gente la acogida. Por mi viudedad me sentí muy sola y me resultó fácil adaptarme. Para mí haber trabajado por la Cultura lo ha sido todo”, recuerda una política incansable y extrovertida; y una mujer que se siente afortunada por “haber conocido a tantas personas” por su responsabilidad política, pero sobre todo por su forma de ser.
En su vocabulario no falta la palabra 'bonica' y saluda siempre utilizándola para dirigirse a las personas. Es sociable y lo demuestra porque pertenece a múltiples colectivos y cofradías, incluso fue presidenta durante seis años de la Asociación de Vecinos San Eufrasio. “Me ha encantado trabajar por la cultura y siempre me ha interesado la participación ciudadana”, reconoce.
Ha trabajado por una ciudad con “grandes posibilidades”, pero se va reclamando que los políticos “tienen que pensar más en la ciudad en su conjunto, en sus ciudadanos y no sólo en áreas concretas”. Quiere que los políticos se mentalicen de la importancia de la cultura. “Me he visto sola en alguna ocasión. La cultura no podía ser sólo un área de Cristina Nestares, sino de todos. Una ciudad culta es más interesante”. Y también sería una “ciudad mejor si fuera turística”, pero reconoce que “no existe ese concepto”. Añade que “no es cuestión de dinero, si no de interés por tener una ciudad limpia y bien mantenida para que sea turística”.
Sus últimos cuatro años de gestión cultural han sido “muy complicados” ante la falta de presupuesto, pero en Jaén deja huella porque siempre ha demostrado que la capital merece ser cultural. Entre otras huellas, el Festival de Otoño, que tiene el sello Nestares. “Soñaba con el Festival de Música y Danza de Granada y quería que Jaén no fuera conformista y por ello aposté por él y seguiré vigilando para que así sea”, dice.
Otra huella es la del expediente de la Catedral como Patrimonio de la Humanidad. Fue ella quien lo inició y quien ahora se siente decepcionada por el informe negativo de ICOMOS. Confía en que el gobierno de Baeza (PSOE) cambie en las inminentes elecciones municipales. Y hablando de elecciones, Nestares reconoce que no le importaría que el PP pactara con Ciudadanos, un partido que le recuerda al CDS.
Con 40 años, viuda y con una hija de 9 años, Cristina Nestares se convirtió en el número uno del CDS, del que su marido, al que en toda conversación menciona, fue secretario general. “Fue una experiencia muy bonita a la vez que dura. Entonces, que una mujer encabezara una lista suscitaba muchas envidias”, reconoce.
Si el teatro Infanta Leonor se construyó, “un 80% de la gestión a favor” fue suya. Apuesta por un teatro que se convierta en centro de celebraciones ante el pliego de condiciones que se ha preparado para su explotación, pero siente pena de su estado actual y de los actos vandálicos que se suceden. También lamenta no haber podido convocar los premios literarios del Ayuntamiento (investigación, periodismo, relato y poesía), sueña con una judería recuperada, con un Banco de España que en un futuro incluya una Biblioteca y con que algún día un autobús urbano llegue al Castillo de Santa Catalina. “El concejal de Tráfico me lo ha prometido”, reconoce.
Profesora de Filología Inglesa en la Universidad de Jaén (UJA), se sacó su plaza en 1988, en plena “vorágine política”. Fue directora del Secretariado de Becas y Relaciones Internacionales y en su afán de que los alumnos participaran en el programa Intercampus y conocieran la UJA, ella misma alquiló con su dinero pisos y los acogió en su vivienda. Es una de las señas de una mujer extrovertida y que desde siempre ha luchado por lo que creía. “Entonces no había ni ganas, ni ilusión, ni mentalidad por hacer de la Universidad una institución internacional y yo trabajé por ello”, dice orgullosa.
Ahora, al dejar la política, se incorporará a la Universidad, donde estuvo dando clases hasta 2003 y en septiembre pedirá su jubilación para disfrutar de sus tres nietos, los tres soles de la vida de una granadina que ya es de Jaén, a donde llegó para quedarse y seguir trabajando por el testamento cultural que ha dejado, vigilando para que se cumpla y que Jaén sea cultural.
