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Rota se echa a la calle en un Miércoles Santo de luto y sobriedad

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas, María Santísima de la Caridad y Juan Evangelista realizó ayer su estación de penitencia arropada por numerosos fieles

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  • María Santísima de la Caridad -

Tímida luz de primavera y temperaturas suaves, sin estridencias, para una tarde de Miércoles Santo que tiñó de luto y sobriedad las calles de la localidad con la salida procesional de Jesús de la Salud y la Virgen de la Caridad. El sol caía lentamente ayer en la plaza de Andalucía mientras la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud en sus Tres Caídas, María Santísima de la Caridad y Juan Evangelista con su cortejo de solemnes nazarenos de negras sotanas y capirote comenzaba su estación de penitencia.

Y Rota la contemplaba extasiada. Cientos de personas se concentraban en las inmediaciones de la Capilla de la Caridad para contemplar el peregrinar de esta Hermandad que, pese a su juventud, despierta un profundo respeto y fervor entre los roteños. 

Sin demora, y previa al paso de la numerosa Sección Joven de la Hermandad, la portentosa imagen del Señor de la Salud, obra de Ortega Bru, enfilaba el arco de la Caridad en un ejercicio de pericia de su grupo de costaleros bajo el mando de Joaquín Bandara.  Ataviado con una nueva túnica de terciopelo morado, donada por un devoto, que confería aún más majestuosidad si cabe a esta imagen de expresividad sinigual, Jesús de la Salud iniciaba su peregrinar por la villa bajo un monte de lirios también morados y entre los aplausos de sus fieles.

Bajo los últimos rayos de sol de la jornada, la cuadrilla de costaleros de la Virgen de la Caridad, guiados por Julio Villalba, realizaban también una compleja maniobra para que la bella imagen de la madre de Dios, acompañada de Juan Evangelista, se reencontrara con los roteños. Momentos de emoción que fueron ensalzados con más aplausos y palabras de aliento de unos fieles totalmente entregados.

Una vez en la calle, la Caridad, que lucía orgullosa la terminación de los respiraderos de su paso de palio, seguía los pasos de su hijo, el Señor de la Salud, acompañada de la sobriedad musical de la Banda Municipal de Música ‘Fernando Guerrero’ del  municipio sevillano de los Palacios.

Oscuridad casi absoluta en la plaza de Andalucía cuando la Virgen de la Caridad abandonaba este céntrico enclave roteño para adentrarse en las entrañas de la localidad en un largo y hermoso peregrinar de casi cinco horas de duración, que tal y como ocurrió el año pasado, concluía con un tramo final tan sólo alumbrado por ciriales como símbolo de total recogimiento.

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