Los cubanos se aprestan a recibir la pasada noche al “extremadamente peligroso” huracán Paloma, de categoría cuatro en la escala de intensidad de cinco, apenas diez semanas después de que otros dos ciclones arrasaran la isla.
Se calcula que el ojo del huracán tocaría la costa cubana pasada esta medianoche (05.00 GMT del domingo) por algún punto del sur de las provincias de Camagüey o Las Tunas, explicó el director de pronósticos del Instituto de Meteorología, José Rubiera.
Desde el viernes se llevan a cabo evacuaciones de decenas de miles de familias, incluidos pueblos enteros de zonas bajas y costeras, o que tienen peligro de inundaciones y deslizamientos de tierra, en las provincias que están en la ruta del ciclón.
El Paloma llega a la mayor isla de las Antillas después de que los huracanes Ike y Gustav la azotaran entre el 30 de agosto y el 9 de septiembre, causando siete muertes y pérdidas calculadas oficialmente en 8.600 millones de dólares (6.760 millones de euros).
El Instituto de Meteorología anotó que el Paloma, que creció de tormenta tropical a huracán de categoría cuatro en 24 horas, tras nacer al este de Nicaragua, puede aún fortalecerse sobre las cálidas aguas del Caribe, antes de debilitarse al cruzar la isla.
Hoy por la tarde o la noche saldrá nuevamente al mar, rumbo a las Bahamas.
El ciclón será de categoría cinco, la máxima de la escala de intensidad Saffir-Simpson, si sus vientos máximos sostenidos superan los 250 kilómetros por hora, pero los meteorólogos no lo consideran inminente.
El octavo huracán de 2008 en el Caribe tenía al mediodía de Cuba (17.00 GMT) vientos máximos sostenidos de 220 kilómetros por hora, con rachas de hasta 300, y seguía fortaleciéndose a medida que se desplazaba a 15 kilómetros por hora sobre las islas Caimán, al oeste de Jamaica.
