El padre de una de las víctimas del buque surcoreano Sewol puso hoy fin a la huelga de hambre que mantenía desde hacía 46 días en protesta contra el Gobierno, y que inspiró a decenas de miles de personas que se unieron "online" a su causa.
Kim Young-oh, padre de una de los 250 estudiantes del mismo instituto muertos en el naufragio, se convirtió en símbolo de la lucha de las familias para reclamar una investigación independiente sobre el suceso, al ser ingresado el pasado viernes en el hospital con graves síntomas de desnutrición.
Tras casi una semana hospitalizado, Kim ha decidido hoy poner fin a su ayuno debido a su deteriorado estado de salud y por petición de sus familiares y de otros allegados de víctimas del Sewol, según anunció su portavoz.
No obstante, el resto de familiares de los fallecidos prevén continuar con su acampada y algunos de ellos se mantendrán en huelga de hambre, añadió el representante de los protestantes, Yoo Kyung-geun, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Yonhap.
Hace más de un mes, Kim y centenares de familiares de las 304 personas que perdieron la vida en la tragedia el 16 de abril acamparon para protestar contra el Gobierno en la emblemática plaza de Gwanghwamun de Seúl.
Durante su acampada, Kim y otros familiares de las víctimas comenzaron una huelga de hambre, una iniciativa a la que unieron más de 25.000 personas a través de la página web http://sewolho416.org/2363.
La página ofrece a los internautas la posibilidad de unirse por un mínimo de un día al ayuno voluntario de los parientes, y fue creada ya que la plaza en la que se concentran los familiares no es lo suficientemente grande como para acomodar a todos aquellos que se solidarizan con la causa, explican sus impulsores.
Los familiares de las víctimas exigen que los diputados del Parlamento aprueben una ley para iniciar una investigación independiente que arroje luz al suceso, una demanda que por el momento no ha sido satisfecha pese a dos propuestas acordadas por los principales partidos surcoreanos.
Los concentrados aseguran desconfiar del Gobierno, al que muchos señalan como responsable parcial de un naufragio que ha destapado la existencia de presuntas prácticas corruptas entre entidades públicas y privadas surcoreanas.