Hace una semana, los jerezanos desayunaban con el terrible suceso de que una vecina había muerto presuntamente a manos de su esposo en la víspera de su cumpleaños. Raquel Barrera hubiera cumplido el lunes 43 años, y todavía ni siquiera sus familiares se explican qué le pasó por la cabeza a su marido José A. C, con el que llevaba casada más de 20 años, para asestarle supuestamente dos puñaladas, una de ellas en el pecho que acabó con su vida. Ocurrió de madrugada en el domicilio conyugal que ambos compartían en el número 18 de la calle Garganta de Buitreras, en el entorno del club Nazaret. Al parecer, según mantienen las investigaciones, la pareja comenzó una discusión en su casa después de que la víctima regresara. Ambos habían salido con varias parejas más a cenar esa noche pero al parecer él, por motivos que se desconocen, regresó antes que Raquel. En cualquier caso, ni los padres ni el hijo de 24 años del matrimonio se han personado aún como acusación particular, mientras que el reconocido abogado penalista Alfredo Velloso se ha hecho cargo de la defensa.
No obstante, asegura que el estado de “shock” de su patrocinado es tal que desde aquella noche que dio aviso al 092 alertando que creía que había “matado” a su mujer tras un intento fallido de suicidio no ha podido volver a hablar de los hechos. Este mismo lunes, su abogado lo visitará en el centro penitenciario para intentar que el acusado le explique de primera mano cómo sucedió el trágico capítulo. Ni su mujer le había denunciado nunca, ni a él le constaba antecedente alguno.
Este suceso se ha producido cuando faltan dos meses para que se cumpla un año del crimen de Miriam Tamayo, la joven que el pasado 12 de junio encontró la muerte en la flor de la vida, cuando se dirigía al almuerzo de fin de curso con sus compañeros de la Escuela de Hostelería. Lo hacía a pocos metros, en la avenida de Lebrija. Tenía 21 años y un hijo de apenas un año en común con su ex pareja, Germán J.G, acusado de propinarle al menos seis puñaladas en medio de la calle y a plena luz del día mientras la joven pedía ayuda a gritos.
A la espera de que se celebre el juicio, la Fiscalía le pide 18 años de cárcel por asesinato, y, a diferencia del caso de Raquel, al exnovio de Miriam si le constaban antecedentes y, de hecho, había estado en la cárcel por robo con fuerza. Ella, sin embargo, no lo había denunciado, aunque al letrado de la familia, Marcos Rodríguez, le consta que había amenazas a través de mensajes a su teléfono móvil. Con Raquel y Miriam, desde 2008 son cuatro las víctimas mortales que se ha cobrado la lacra de la violencia machista en Jerez. Unos sucesos que no entienden ni de edad, ni de clase social, y que en el caso de la vecina del Pago de San José de 67 años se produjo después de toda la vida trabajando en el SAS como limpiadora y con la jubilación recién estrenada. Un exnovio, ya condenado y en prisión, con el que estuvo siete meses la degolló. En su caso había denuncias previas. Escalofriante fue ese mismo año el caso de la ciudadana de nacionalidad china al que su agresor casi llegó a descuartizar metiendo sus restos en una maleta. A estas víctimas mortales, hay que sumar casos también conmocionaron a la ciudad, como el de la menor de La Constancia a la que su expareja apuñaló presuntamente cuando ella iba al colegio o la de la mujer de Vista Alegre. Afortunadamente las dos se salvaron.
