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Jaén

Cociendo habas

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Corren unos tiempos en los que la crisis económica la seguimos padeciendo los de siempre, los españolitos de a pie, los que tenemos, gracias a Dios, un nómina con la que apenas llegamos a final de mes, o esos que se tienen que conformar con un salario mínimo de 640 euros, si es que lo tienen, mientras que nuestros políticos despilfarran y se llevan grandes sueldos y, por si no tuvieran bastante, suculentas dietas. En nuestro país sólo parece que lo importante es si la Infanta bajará al juzgado a pie, en coche o en avión, qué va a pasar con la ley del aborto, y que los políticos empiezan a mover ficha para convencer con programas que no cumplen, por aquello de “prometer hasta comer, y una vez comido olvidado lo prometido”. Todo ello, y alguna cosilla más, nos desvían la atención para que no pensemos en los 6 millones de parados.


Otro entretenimiento, el ‘mercado de invierno’ de fichajes, que nos ha tenido en vilo hasta el último minuto. Sin embargo, hemos comprobado que, salvo excepciones, ya no se producen fichajes con cantidades desorbitadas en los que, presuntamente, cuando se ahonda un poco en la operación, salen resquicios de dinero que se pierde en el camino, con el denominado ‘trapicheo’, en el que unos se mueven mejor que otros.


No es el caso del Real Jaén que ha tirado de austeridad para fichar. Hasta cinco jugadores han llegado a la entidad con la idea de aportar su ‘granito de arena’ para salvar la categoría. De ellos cuatro de Segunda División, y el quinto y último de Segunda B, del Zamora CF, donde anotó goles que es la tarjeta de presentación de un delantero. Para venir al Real Jaén, alguien, parece que ha sido el jugador, ha tenido que soltar una ‘buena pasta’, -dicen que 25 mil euros-, para obtener la carta de libertad, más lo que ahora costará al club blanco hacerlo profesional. ¿Demasiado gasto para un futbolista de Segunda B? Si juega y marca goles será barato y todos olvidaremos lo invertido.
Lo sorprendente es que cómo un jugador que cobra 400 euros al mes, -eso dicen en Zamora-, firmó una cláusula de ese calibre. Como la ‘pela es la pela’, y aunque los contratos están para cumplirlos, de sentimientos, ni progresión del futbolista, nadie entiende. ¡O pagas o no te vas!, y Álvaro Montero pagó para venir a Jaén. El resto de los que han llegado: uno cedido y los otros libres. Aunque en sus anteriores equipos no han jugado demasiado, tienen calidad para demostrar que son jugadores válidos. Como en ‘todos sitios cuecen habas’, y aunque no soy partidario que a los jugadores se les impida su progresión, los dirigentes del Real Jaén, a la hora de firmar contratos, deben tomar buena nota de lo que han vivido con el Zamora.

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