El capuchino fray Alejandro de Málaga, reconocido belenista, cuenta desde este fin de semana con una calle con su nombre en Sanlúcar, concretamente en las proximidades del convento donde pasó parte de su vida religiosa.
De 86 años de edad, actualmente en el convento de Jerez y con delicada salud, fray Alejandro no pudo asistir a su homenaje. Sí lo hizo parte de su familia. Una de sus sobrinas agradeció al alcalde y al Ayuntamiento el reconocimiento que se realizaba a su tío, recordando su pasión por el blenismo. “Nada eleva más a Dios como las bellezas de las cosas pequeñas”, afirmó, agregando que fray Alejandro no había hecho más que derrochar amor por Sanlúcar durante toda su vida.
El alcalde, Víctor Mora, glosó brevemente la figura del homenajeado en un doble sentido. Por un lado, por su dedicación a los demás durante toda su vida, buena parte de ella en Sanlúcar; por otro, por su carácter innovador en la creación de los belenes, que transformó, pasando del carácter tradicional al artístico que hoy conocemos. El regidor también destacó la enorme labor que lleva a cabo la asociación de belenistas y felicitó a Manuel Vital por el trabajo que había desarrollado en la preparación del acto.
También intervino fray Antonio Ruiz, guardián de los Capuchinos de Jerez, que resaltó que nadie como fray Alejandro se merecía una calle, y el presidente de la asociación de belenistas “San Lucas”, Rafael Portillo, que incluyó la iniciativa dentro del Encuentro de belenistas andaluces que se desarrolló en Sanlúcar el fin de semana y calificó al homenajeado como un autodidacta, autor de obras “que llegaban a embelesar”.
Además de la placa con en nombre del fraile en la calle que ya lleva su nombre, la asociación de belenistas San Lucas también le dedicó un azulejo en las proximidades del convento, con el fin de resaltar aún más la vinculación del religioso con el belenismo.