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Cospedal defiende los partidos pero pide ser ejemplares y cercenar corrupción

Ha destacado la trascendencia de los partidos en su intervención en el acto inaugural del campus de verano de FAES junto al presidente de esta fundación y exjefe del Ejecutivo, José María Aznar

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  • Cospedal -

La secretaria general del PP, María Dores de Cospedal, ha hecho hoy una cerrada defensa de los partidos políticos porque ha dicho que son los que los que protegen de la tiranía y el populismo, pero ha apelado a actuar con ejemplaridad y "cercenar la corrupción allá donde brote".

Cospedal ha destacado la trascendencia de los partidos en su intervención en el acto inaugural del campus de verano de FAES junto al presidente de esta fundación y exjefe del Ejecutivo, José María Aznar.

Era la primera vez que ambos intervenían de forma conjunta en un acto público desde las declaraciones del expresidente del Gobierno en las que defendió que el Ejecutivo cumpla el programa del PP y adopte decisiones que considera necesarias, como la bajada de impuestos.


Pero Aznar, a diferencia de otras inauguraciones del campus FAES, no ha realizado intervención previa y se ha limitado a presentar a la "número dos" del PP agradeciendo su asistencia a este acto pese a que hoy había reunión del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular.

La secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha ha defendido las reformas que está poniendo en marcha el Gobierno de Mariano Rajoy porque considera que son los que España necesita y ha dedicado gran parte de su intervención a destacar la relevancia de los partidos y de la política.
Pero para ello, ha subrayado que es necesaria "la política del deber, de la ejemplaridad", la que no piensa en el corto plazo.

Y eso pasa, según ha explicado, por defender "una política al servicio de la libertad, que ha de velar por la calidad de las instituciones democráticas, con mecanismos capaces de cercenar la corrupción allá donde brote, que tiene que garantizar la cohesión social, tiene que dar alas a la sociedad civil y potenciar las capacidades individuales".

Cospedal, quien no ha hecho mención explícita en su intervención a la situación del extesorero del PP Luis Bárcenas, ha subrayado que es a los integrantes de los partidos, y particularmente a los del PP, a los que les corresponde recuperar la esencia de la grandeza de la política.

Ha reconocido que hay movimientos que consideran que es el tiempo de la "antipolítica", pero ha advertido de que renunciar a la política es renunciar a la pluralidad y la diversidad.

"Hemos de recordar que es la política la que nos inmuniza contra la tiranía, el populismo, las demagogias o las verdades absolutas. Cuando no se cree en la política -ha advertido- a veces la tiranía empieza a pasear".

Para ella, sólo se pueden apaciguar las protestas de los movimientos contra los partidos si se insufla de auténtica vida a la política, se convierte en una actividad desempeñada por personas para personas y se ofrecen soluciones nuevas y comprometidas a los problemas nuevos de la sociedad.

Cospedal ha explicado que lo que pretende el Gobierno de Mariano Rajoy es llevar a cabo "los cambios que los españoles pedían a gritos" mediante un "auténtico proyecto reformista".

"Cambios en todo, en nuestra percepción de la vida, de las cosas, de los valores, en la forma de ejercer el Gobierno", ha señalado antes de explicar que, para ello, hay que hacer cambios económicos y también en el mundo social, como en la educación.

En este último ámbito ha hecho una defensa de la escuela pública, al tiempo que ha reivindicado la excelencia, la calidad educativa y la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos.
Cospedal se ha referido al "naufragio" del marxismo y ha considerado que eso ha provocado en la izquierda "una frustración y un vacío emocional".

Pero ha señalado que esta opción política no puede seguir enfrascada en disputas retóricas o dudas existenciales que parecen reflejar el deseo de estar alejada del poder.

Para ella, la izquierda no puede confundir a la ciudadanía haciéndoles creer que determinados valores sólo se pueden defender desde unos bastiones ideológicos concretos, ni engañarla asegurando que sólo se puede ser solidario si se incurre en déficit excesivo o que la única política posible para la solidaridad es "la del gasto desenfrenado".

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