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La defensa del Valladolid asegura el empate en el fortín de Cornellá

El aviso más serio del Valladolid fue un disparo de Sastre que acabó en las manos de Casilla, a los diez minutos. Pocas noticias había del conjunto de Djukic, que cedió el peso del partido al Espanyol

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El Espanyol y el Valladolid firmaron un empate sin goles en uno de los partidos más anodinos de la era del mexicano Javier Aguirre, en el que los catalanes pusieron la iniciativa pero acusaron su falta de pegada ante la defensa de los de Miroslav Djukic, sobria, efectiva y bien posicionada.

Cornellá-El Prat, de todas formas, sigue inexpugnable. Nadie ha ganado con el nuevo entrenador blanquiazul. El punto deja indiferente a ambos conjuntos, aunque el bloque blanquiavioleta se asegura que los catalanes no le superan en la tabla.

El aviso más serio del Valladolid fue un disparo de Sastre que acabó en las manos de Casilla, a los diez minutos. Pocas noticias había del conjunto de Djukic, que cedió el peso del partido al Espanyol. Los de Aguirre, por su parte, siempre se sienten cómodos con este rol, y más como local, invictos con el técnico mexicano.

Las asociaciones arriba y los cambios de posición entre las bandas y el punta amenazaban a Hernández. Verdú, Sergio García y Simao tuvieron opciones para el 1-0, aunque las apariciones de los centrales frustraron sus planes. El Espanyol tenía más velocidad, posición, balón y presión. Sólo le faltaba el último pase.

Manucho, delantero centro del Valladolid, apenas recibía balones, pero se creció ante la lesión del argentino Diego Colotto en el 36. De todos modos, la corpulencia del angoleño, de 1,87 metros, era un reto para la zaga local. Raúl Rodríguez, que bajó del doble pivote al eje de la defensa, tenía como misión frenar al punta.

En la segunda parte, el choque no se desvió del guión. Al Espanyol, muy incisivo, le faltaba definición en los metros finales y el Valladolid confiaba en esperar atrás y dejaba a Manucho, desactivado, solo arriba. Los catalanes intentaban llegar con juego de bandas, pero la concentración del rival lo hacía inviable.

Sin los Sereno o Rueda en defensa, el pase de Simao a Sergio García en el 53 o las incursiones de Javi López, lateral derecho, hubieran tenido, posiblemente, un final distinto. Pero el empate a cero mandaba, así como la gran seguridad atrás visitante, y no parecía que fuera a cambiar aunque el choque durara 45 minutos más.

En el tramo final del partido, y con la entrada de Javi Guerra por Manucho, el Valladolid tuvo más presencia en el área de Casilla. De hecho, en el añadido, el delantero centró el balón a Óscar desde la derecha, que estuvo a punto de conectar el disparo salvo por un providencial Víctor Sánchez. Al final, un punto para cada uno.

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