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Arcos

Cáritas intensifica su inconmensurable labor en el barrio de San Francisco

Abre sede para hacer acopio de alimentos y otros productos para repartirlos entre los pobres

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  • Algunos de los presentes en la inauguración del local de Cáritas se fotografiaron juntos. -

La parroquia de San Francisco acaba de constituir un activo grupo de Cáritas cuyo principal propósito a partir de ahora será el de ayudar a las personas necesitadas de alimentos y otros productos básicos para subsistir. Gracias a la generosidad de José Antonio Oñate, quien ha cedido la vivienda familiar heredada en la calle Hoya para convertirla en la primera sede de la institución humanitaria, la institución parroquial dispone de un magnífico y amplio lugar que ha sido restaurado por manos anónimas y operarios del Ayuntamiento, que han arreglado ventanas, puertas y pintado todo el edificio.


El local en cuestión fue inaugurado y debidamente bendecido por el párroco de San Francisco, Antonio Castillo Jurado, en presencia de su compañero sacerdote adjunto de San Francisco, Manuel Rodríguez Salas, de las hermandades de la parroquia y de las autoridades municipales, entre ellas el alcalde, José Luis Núñez, en una velada donde la emoción estuvo presente en todo momento por la trascendencia de la obra que ahora emprende Cáritas. De hecho, el local ha sido inaugurado como centro de acopio de alimentos, productos de higiene y juguetes que Cáritas distribuye estos días a través de varios canales, desde Servicios Sociales hasta otras asociaciones como por ejemplo Cadena Solidaria.


Especialmente emotivas resultaron las palabras del párroco y de las personas que se sumaron a las distintas lecturas bíblicas de la velada, las cuales, como no podía ser de otro modo, giraron en torno a la presencia de Dios en la obra humanitaria y al valor que en estos tiempos recobra la acción caritativa.


Cáritas de San Francisco se brinda a partir de ahora a recoger cuanta ayuda puedan aportar los vecinos de Arcos para sus homónimos, paisanos a veces anónimos que están esperando un poco de aliento de sus convecinos. En este sentido, Antonio Becerra agradecería la colaboración de decenas de empresas y particulares cuyas donaciones han servido para llenar más de una estantería. Pero como en cualquier caso se trata de un gesto de amor, no cabe más que pensar que Dios ha iluminado esta obra caritativa que ahora más que nunca queda sobradamente justificada.

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