El FC Barcelona homenajeó a "Tito" Vilanova y derrotó (1-3) al Real Valladolid en un partido en el que tuvo el control del juego, pero en el que no le hizo falta imponer su mayor ritmo ante su rival, que aguantó el 0-0 casi todo el primer período gracias a su orden y consistencia defensiva.
La actualidad estuvo marcada esta semana por la recaída de la enfermedad de su técnico, Tito Vilanova, quien fue operado el jueves por segunda vez de un tumor en la glándula parótida. Esta circunstancia espoleó al conjunto visitante, empecinado desde los primeros compases del duelo en ejercer un dominio total del juego. Jordi Roura, su sustituto, ganó su primer encuentro en el banquillo de los catalanes.
El Real Valladolid esperaba al conjunto barcelonista en media cancha, pero subía su presión cuando atisbaba la oportunidad de robar el esférico a la zona de creación blaugrana.
No en vano, el FC Barcelona era capaz, sin forzar, de obligar al Real Valladolid a recular al ritmo de su toque preciso y cristalino. De este modo, un centro desde el costado de Dani Alves no llegó a ser rematado por Alexis dentro del área pequeña en la que fue la primera ocasión clara del partido cuando no se habían cumplido ni cinco minutos.
Tónica que no cesó. El FC Barcelona asfixiaba al Real Valladolid en la salida de presión y encontraba a un Messi bullicioso que sacó una falta que él mismo ejecutó a las manos de Dani Hernández a los nueve minutos e juego.
Entretanto, el Real Valladolid se esforzaba en atajar el caudal ofensivo visitante para labrar transiciones no muy numerosas pero capaces de inquietar al FC Barcelona. Manucho lo consiguió con un remate de cabeza que golpeó en el cuerpo de Alba a centro de Balenziaga.
Una tímida ocasión que elevó el ánimo de los blanquivioleta, puesto que incrementaron su intensidad en la medular al tiempo que abogaban por armar contragolpes raudos. De hecho, momentáneamente, se consiguió, con orden y rigidez, interrumpir la creación de los visitantes.
Su ritmo parsimonioso y las dos recias líneas de cuatro que Djukic erigió en el centro del campo auspiciaron que el FC Barcelona no hallase la profundidad que demandaba cuando se había superado el minuto veinte de envite. Mientras, el Real Valladolid también se atrevía a tocar y elaborar con templanza cuando varios de sus hombres sobrepasaban el medio del campo.
Una fase en la que el Real Valladolid se desquitó de ciertos miedos, pero que enseguida se diluyó para dar paso a un período en el que el FC Barcelona sostuvo su ritual de toque y posesiones largas y del que extrajo, en el minuto 35, una falta al borde del área que Messi estrelló en el palo.
El Real Valladolid se mostraba incapaz de dar dos pases consecutivos pero exhibía una notable solidez defensiva que impedía a los blaugrana hilar fluidez en las inmediaciones del área. Sin embargo, una vertiginosa triangulación entre Xavi, Messi y Jordi Alba, acabó con un centro raso desde la izquierda de este último que Xavi Hernández remató a placer en el segundo palo.
Destello de clase mundial que estableció el 0-1 a falta de tres minutos para la conclusión de un primer tiempo en el que el FC Barcelona portó la batuta del juego, aunque se topó con un Real Valladolid entregado en la contención.
Tras el tiempo de descanso, más de lo mismo. El esférico era propiedad privada del FC Barcelona, algo que demostró ya a los dos minutos, pues Dani Alves y Pedro a punto estuvieron de hacer el 0-2 en una doble ocasión.
El brasileño no fue capaz de salvar a Dani Hernández cuando se disponía a regatearlo, aunque el rechazo fue botado al corazón del área, donde Pedro remató de cabeza al poste.
Entonces, el Real Valladolid estiró sus líneas y consiguió alejar el esférico de su área aunque pasó a asumir más riesgos, ya que la retaguardia estaba más desprotegida e incrementaba sus pérdidas. Así, Messi falló un balón claro que disparó con la derecha dentro del área, al cruzarlo en exceso.
No obstante, se redimió del fallo a la siguiente. Recibió en el pico del área, se dio la vuelta, engatilló y colocó el balón, con su pierna buena, en la parte interior del palo para, a posteriori, besar las mallas y dibujar el 0-2 en el electrónico de Zorrilla.
Un gol que dejaba el partido visto casi para sentencia, aunque el Real Valladolid no tiró la toalla. Pasó a acaparar más posesión de balón y a atreverse a hacer más cosas en campo contrario.
No le salieron, pese a que tuvo varias aproximaciones mientras el FC Barcelona ponía pausa a su juego cuando recuperaba el dominio del balón, hasta que Javi Guerra, al filo del noventa, remató a placer un balón suelto en el área pequeña.
El gol dio esperanzas a los vallisoletanos que se volcaron a por la igualada, pero una pérdida en centro del campo dejó a Tello solo contra Dani Hernández. El canterano no falló en el último suspiro y puso el 1-3 para el equipo blaugrana, líder del campeonato, que regaló un nuevo triunfo a su convaleciente técnico, Tito Vilanova.