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"Encima tengo que pagar las letras del coche con el que asesinó a mi madre"

Dos menores de edad cuando sus padres asesinaron a sus madres han relatado hoy en el Parlamento andaluz "la odisea" que padecen tras ser huérfanas a causa de la violencia machista, que una de ellas ha resumido con tener que pagar las letras del automóvil con el que su padre asesinó a su madre

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Dos menores de edad cuando sus padres asesinaron a sus madres han relatado hoy en el Parlamento andaluz "la odisea" que padecen tras ser huérfanas a causa de la violencia machista, que una de ellas ha resumido con tener que pagar las letras del automóvil con el que su padre asesinó a su madre.

"Nuestra vida ha sido una odisea; un ejemplo es que encima tengo que pagar el coche con el que asesinaron a mi madre", ha relatado Sonia, hija de la primera mujer asesinada en España por su marido a pesar de que se le había impuesto una orden judicial de alejamiento.

La medida resultó insuficiente porque poco después murió tras ser atropellada varias veces por su esposo, quien se desentendió del pago de las letras de su automóvil tras ingresar en prisión.

Sonia, testigo de este homicidio y hoy mayor de edad, ha relatado ante un grupo de diputados andaluces las dificultades que afronta desde entonces.

La asunción de deudas del homicida, la falta de ayuda económica y sobre todo psicológica, las presiones y problemas con la familia paterna o el miedo a que sus padres atenten contra ellas cuando salgan de prisión son algunas de las penalidades expuestas hoy por estas jóvenes ante sus señorías.

La iniciativa ha correspondido al Defensor del Pueblo andaluz, José Chamizo, quien ha querido así que los parlamentarios conocieran en primera persona las penalidades que sufren estos huérfanos y no mediante sus informes.

Y a fe que lo ha conseguido a tenor de la impresión que reflejaban los rostros de algunas de sus señorías al oír las denuncias y algún lloro de estas menores.

Sonia ha explicado que a la muerte de su madre, ocurrida hace nueve años, le ha sucedido "una odisea" de penalidades entre la que ha destacado tener que pagar las letras del vehículo con el que la asesinaron, en virtud del régimen de bienes gananciales estipulado por los cónyuges.

Por si fuera poco, tras el fallecimiento del homicida, Sonia ha tenido que afrontar "la más grande de las estupideces": que su familia paterna le reclame judicialmente el pago de los gastos del entierro "del asesino de mi madre".

Con casi doscientos mil euros gastados en pleitos y la imposibilidad de pagar las minutas que le reclaman sus abogados, Sonia ha resumido sus penalidades: "Estamos vendidas; tenemos nuestros bienes embargados; nuestra vida es una odisea pero lo que necesitamos sobre todo es ayuda psicológica".

Débora, cuya madre murió hace solo nueve meses víctima también de la violencia machista, no ha podido reprimir las lágrimas, que le han obligado a interrumpir su relato en varias ocasiones.

Ha resultado estremecedor oír "las difíciles relaciones" que mantiene con su familia paterna desde el encarcelamiento del homicida, como cuando una tía paterna se presentó en su trabajo para reclamarle "un despertador" de su padre, una actitud cuando menos intimidadora.

Algunos diputados se han emocionado cuando Débora, para resumir los intentos de la familia paterna de apropiarse de bienes de la madre fallecida, ha espetado esta lacónica sentencia: "Encima de que nos matan a nuestra madre se llevan el dinero si yo no estoy allí".

Pero el momento más espeluznante ha llegado cuando esta joven ha pedido ayuda a los diputados, entre sollozos, porque le aterra el momento en el que su padre salga de la cárcel.

"Él intentó matarme primero a mí pero no pudo. Y tengo mucho miedo porque yo siempre apoyaba a mi madre y él me lo echaba en cara", ha concluido.

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