Los enfrentamientos registrados este viernes entre seguidores del Gobierno de Guinea y partidarios de la oposición en la capital, Conakry, se han saldado con un muerto, alrededor de 50 heridos y cuantiosos desperfectos.
Las autoridades no han precisado el número de heridos por los disturbios, pero fuentes del principal hospital de la capital han confirmado que alrededor de 50 personas han sido tratadas. Un ministro, por su parte, ha indicado que siete gendarmes de las fuerzas de seguridad también han resultado heridos.
La persona fallecida se trata de un joven que ha recibido un disparo en la cabeza en el transcurso de los altercados, según han detallado testigos presenciales.
Partidarios y detractores del Gobierno guineano han lanzado piedras, han prendido fuego a neumáticos y han destrozado numerosos vehículos en este rebrote de la violencia, con tintes étnicos, que exacerba las tensiones en el país por el retraso de la convocatoria de elecciones.
Asimismo, se han sucedido el bloqueo de numerosas carreteras y del principal puente de Conakry, al mismo tiempo que los residentes se han encerrado en sus casas. Las fuerzas de seguridad se han desplegado en el centro de las protestas pero no han intervenido, según han relatado testigos presenciales.
EL ORIGEN DE LA VIOLENCIA
El detonante de los enfrentamientos habría sido el saqueo de los puestos del mercado perteneciente a los comerciantes de la etnia peul, quienes han acusado a la etnia rival, los malinkes, de haberlo urdido.
La oposición está integrada, principalmente, por miembros de la tribu peul, la más numerosa de Guinea y que siempre ha reprochado a los malinkes su marginación.
El presidente de Guinea, Alpha Conde, pertenece a la etnia malinke y fue elegido en las urnas a finales de 2010, en unos comicios que pusieron punto y final al gobierno dee la junta militar. No obstante, las revueltas surgieron a raíz de las demandas de fraude enarboladas por la oposición.
Conde ha deplorado los disturbios y ha apelado a la calma para no insuflar la tensión entre la población y atemorice a los inversores. "No debemos ceder a estas provocaciones", sostiene Conde, en un avance de su discurso obtenido por Reuters.
Desde entonces, las protestas esporádicas se reproducen con asiduidad tanto en Conakry como en otras ciudades guineanas, en una gran mayoría de las ocasiones, degenerando en violentos enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.
En el horizonte quedan las segundas elecciones democráticas de Guinea, aplazadas de forma temporal por las acusaciones vertidas por la oposición contra el órgano electoral de Guinea por su supuesta vinculación con el Gobierno de Conde.
Esta cita con las urnas es primordial para encauzar la transición democrática en el país y, máxime, desbloquear los millones de dólares de ayuda financiera a Guinea.
