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Nadal, rey de la tierra

Séptimo Roland Garros y undécimo 'grande'

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  • Nadal. -

El tenista español Rafa Nadal conquistó este lunes su séptimo título en Roland Garros, segundo 'grande' de la temporada, lo que le permitió dejar atrás al mito sueco Bjorn Borg y alargar su 'dictadura' en París, donde sólo una vez ha hincado la rodilla en ocho años, después de batir al serbio Novak Djokovic, número 1 del mundo, por 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5 tras casi cuatro horas de partido.

   El balear tocó el cielo de la capital francesa por séptima ocasión, deshaciendo el empate que tenía con el de Estocolmo, firmando su undécimo 'grande', lo que le mantiene entre los mejores de la historia, y volviendo a recuperar su total autoestima ante el rival que le había amargado de todas las formas en 2011.

   En la pasada temporada, el balear prácticamente sólo había encontrado alivio en la arcilla roja francesa, viendo como un imparable 'Nole', que no pudo alcanzar la final en Roland Garros, le apartaba de morder el trofeo en Wimbledon y Nueva York, entre otros, y amenazaba con volver a ser su 'bestia negra' al derrotarle en Australia en el primer 'grande' del año.


   Sin embargo, de aquella derrota en Melbourne, Nadal salió reforzado y volvió a recuperar la fe en poder imponerse al de Belgrado. Montecarlo y Roma fueron las primeras piedras, pero todavía tenía que acabar el trabajo en su 'territorio', Roland Garros. El balear no falló y cerró el paso hacia el 'Grand Slam' a su rival, que se volvió a encontrar a ese jugador que en la arcilla roja se muestra prácticamente imbatible, sobre todo en la de la capital francesa, donde únicamente ha perdido contra Robin Soderling en 2009, acumulando ya 52 victorias.

   Pero en esta final dividida en dos capítulos, Djokovic quería ser protagonista. La mejor versión de Nadal, con pocos errores, había dominado la primera parte del primero, firmando un salida demoledora (3-0, con dos 'breaks'), que pese a la reacción del serbio, no evitó que la primera manga fuese para el español. En la segunda, el número dos del mundo se mantuvo sólido y alejó un poco más de la Copa de los Mosqueteros al balcánico, que no encontraba la forma de dominar el partido.

   Entonces apareció el protagonista menos deseado. Con la lluvia, las condiciones cambiaron, y por ahí encontró 'Nole' la vía para dar vida a la final. Pasó de perder 2-0, a encadenar ocho juegos consecutivos para hacerse con el tercer parcial y dominar con 'break' el cuarto, antes de que suspendiese el partido con un enfado monumental del manacorí.

NADAL SALE MUY SÓLIDO.

   La reanudación prometía emociones fuertes. El número uno pretendía ser el séptimo de la historia en remontar dos sets a cero, pero el parón y condiciones más favorables le perjudicaron. El seis veces campeón, además, salió dispuesto a no llegar a un tenso quinto set.

   Así, recuperó su agresividad y se vio ayudado por los errores no forzados de Djokovic, sobre todo con su revés a dos manos, empezaron a volver a ser una verdadera sangría (acabó con 53). El balear recuperó el saque a la primera oportunidad, y desde la solidez con su servicio, llevó la delantera en el marcador.

   Su rival también fue creciendo y no dio más opciones, salvando con solvencia la primera opción al resto del manacorí para ganar el torneo. Con un amago de parón por la lluvia, en el undécimo juego, el segundo cabeza de serie tuvo un tenso 30-30, pero el español sacó lo mejor de su repertorio para trasladar la presión a 'Nole'.

   Este no la pudo aguantar, y Nadal logró tener la primera bola de partido. El saque, uno de los aspectos que había marcado la diferencia en 2011 entre ambos, le jugó una mala pasada al serbio, que con una doble falta y cabizbajo ayudó a deshacer el empate con Bjorg y alargar la dictadura del balear en un Roland Garros, coto prácticamente privado desde 2005.

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