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La viuda del cabo que murió en Cerro Muriano: "Maldita la hora, se podía haber evitado"

María José, viuda del cabo Jiménez, reclama justicia y acusa a los altos mandos de la base de Cerro Muriano de la tragedia que costó la vida a su marido

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  • Lago donde se produjeron los hechos. Foto de archivo. -

María José, la viuda del cabo Miguel Ángel Jiménez Andújar, fallecido el pasado 21 de diciembre durante un ejercicio de instrucción en la base de Cerro Muriano, ha alzado la voz para exigir justicia. En una carta dirigida a los medios de comunicación, expresa con firmeza su deseo de que "aquel o aquellos responsables de la muerte de mi marido y de su compañero cumplan con la ley", recalcando que lo único que quiere es que "caiga sobre ellos todo el peso de la ley".

La viuda asegura que la confianza en la justicia es lo que la mantiene en pie. Según sus palabras, "lo único que en este momento me hace seguir hacia adelante en la vida es la confianza que tengo en la justicia". María José no tiene dudas de que "lo que le pasó a mi marido y a su compañero se podía haber evitado".

Para ella, el ejercicio militar que terminó en tragedia "fue una locura" y "se debería haber parado si no contaban con los medios necesarios para que no ocurriera una desgracia". En su carta, recuerda con amargura lo ocurrido y dice: "Maldita la hora en la que se ordenó el cruce de ese lago".

En su escrito, María José señala a los máximos responsables militares y políticos, incluyendo al general de la Brigada en el momento del siniestro y a la ministra de Defensa, Margarita Robles. Según la viuda, ambos "deberían de estar imputados al ser los máximos responsables de la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano y del Ejército".

La viuda insiste en que era su deber asegurar las condiciones necesarias para que la tropa trabajara con normalidad y pudieran regresar a casa sanos y salvos. Para María José, es "intolerable" que ocurra algo así y lamenta que su marido no haya podido regresar a casa "por haber muerto en esas circunstancias".

En medio del dolor, expresa gratitud hacia los compañeros y amigos de su marido, quienes "nunca me han dejado sola desde que ocurrió esta tragedia", confesando que este apoyo le ha brindado fortaleza en un momento tan difícil. La carta también es un reflejo de las duras condiciones que enfrentan los militares: "Tienen sueldos míseros, unas condiciones laborales que rozan la mendicidad y que están a mucha distancia de las del resto de profesiones", señala.

María José pide cambios profundos en el Ejército para que estas tragedias no se repitan. Entre sus propuestas, destaca la necesidad de controles de acceso más rigurosos, inspecciones en las bases, y una revisión de las condiciones laborales de los militares. Su deseo es que la muerte de su marido "no haya sido en vano" y que sirva para mejorar la situación de sus compañeros.

La carta concluye recordando que "mi marido era un apasionado de su profesión, tanto la quería, que dio su vida por ella en el cumplimiento de su deber". La viuda plantea una última reflexión: "Los militares defienden a España, pero ¿quién los defiende a ellos?".

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