El manuscrito es toda una "rareza", no sólo porque se creía perdido, sino porque contiene las correcciones a lápiz de García Lorca, explicó a Efe el hispanista.
En el borrador se pueden ver versos que no aparecieron en la edición final, publicada en el poemario escrito entre 1929 y 1930 durante la estancia de García Lorca en Nueva York y un posterior viaje a Cuba.
"Y me ofrezco a ser devorado por los campesinos españoles", escribió de su puño y letra García Lorca, en un poema que habla de la arrogancia y soberbia de una ciudad, Nueva York, consumida por sus ansias de poner precio y valor a las cosas.
Finalmente esta afirmación desapareció de la estrofa: "Me ofrezco a ser comido/ por las vacas estrujadas/ cuando sus gritos llenan el valle/ donde el Hudson se emborracha con aceite".
"Me chocó la riqueza de las variantes", explicó a Efe el profesor Maurer en una conversación telefónica desde su oficina en la Universidad de Boston, si bien reconoció que la corrección que había hecho el poeta fue acertada.
"Un buen poema crea siempre esta sensación, la de la inevitabilidad", el hecho de que el mejor verso es el que estamos acostumbrados a leer, señaló.
No obstante, no deja de ser reveladora la intención de Lorca de intercalar en el poema la idea de ser "devorado", que refuerza la idea mesiánica del poeta "que se presenta como un Salvador, como un Mesías".
"Aunque hay que mantener separado el terreno biográfico del literario, en el caso de Lorca todo esto se confunde. Se ha querido leer la vida de Lorca en sus poemas. La verdad es que en 'Poeta en Nueva York', Lorca crea un protagonista, un alter ego, que a veces tiene poco que ver con el poeta de carne y hueso", explica el profesor.
El hallazgo de este autógrafo fue totalmente casual, dado que la primera referencia que tuvo del él fue haciendo una búsqueda por internet de material para su próximo libro, que narrará la estancia de Lorca en Nueva York.
En su búsqueda vio que la Biblioteca del Congreso de EEUU aparecía el nombre de García Lorca, curiosamente, en un catálogo sobre música. Cuando viajó a la capital estadounidense para examinarlo, descubrió que era uno de los seis poemas autógrafos de "Poeta en Nueva York" que estaban desaparecidos.
Maurer pasó "meses" intentando reconstruir la historia del recorrido del poema, que se suponía había estado en manos de la familia del poeta canario Jose Maria Millres Sall, aunque la hija de éste le explicó "que no tenía idea de que su padre lo tuviera en algún momento de su vida".
El caso es que el manuscrito fue depositado en la biblioteca por el musicólogo Hans Moldenhauer, que lo compró en una subasta neoyorquina por 230 dólares. La biblioteca del Congreso lo cita por primera vez en un catálogo en 2005.
Esta no es la primera vez que Maurer descubre un texto manuscrito de Lorca, dado que el libro que está preparando junto Andrew Anderson sobre el viaje de Lorca a la Gran Manzana contiene documentos inéditos.
"Hemos encontrado otros documentos manuscritos. Son cartas relacionadas con su estancia en Nueva York, algunas de las cuales no se conocían. Hay notas suyas manuscritas. Sabemos que Lorca dejó algunos manuscritos en Nueva York, y que amigos suyos conservaron cosas suyas. Eso nos ha llevado mucho trabajo", reconoce el hispanista.
El viaje que Lorca realizó a Nueva York tuvo una importancia enorme en su trabajo. "Transformó su obra, porque allí se encuentra por primera vez con la multitud. Antes de llegar a Nueva York no sabía lo que era una multitud urbana, una sociedad con múltiples religiones y razas. Le abrió una nueva visión de la modernidad. Ni en Granada ni en Madrid había visto antes esa mezcla", explicó.
El libro, que se llamará "Federico en Nueva York y Cuba: Cartas y recuerdos" será presentado probablemente el próximo verano en Granada, coincidiendo con la apertura del Centro Lorca en la ciudad.