En el lado opuesto se sitúan U2, Coldplay, Amaral, Foo Fighters, David Bisbal o Extremoduro, grandes figuras que no terminan de oficializar la llegada de sus nuevos discos. A la espera de estas y otras confirmaciones, el mercado discográfico se atisba apasionante durante los próximos doce meses.
Madrugadora como ninguna, Christina Rosenvinge publicará el 25 de enero su último álbum de estudio, La joven Dolores, un trabajo que cuenta con las colaboraciones de Benjamin Biolay, Georgia Hubley (Yo la Tengo) o Steve Shelley (Sonic Youth).
Más prolífico se adivina febrero, donde puede destacarse el regreso de Roxette –Charm school–, el octavo disco de PJ Harvey –Let England shake– o la ecléctica mezcolanza de estilos que propone Rosario Flores en Raskatriski, un álbum en el que tienen cabida flamenco, rumba, soul y bossanova.
No menos interesante se antoja el debut discográfico de Beady Eye –Different year, still speeding–, el nuevo grupo formado por Liam Gallagher, Gem Archer, Andy Bell y Chris Sharrock tras la disolución de Oasis.
Tampoco se pueden desdeñar los álbumes de Reincidentes –Tiempos de ira–, Nacho Vegas –La zona sucia– o Jarabedepalo, un grupo que dice adiós a “las congas, el guiro, la clave y los tumbaos” para dar mayor protagonismo a “un rock guitarrero, cañero, fresco y crudo”.
El carácter latino correrá a cuenta de Ricky Martín –Music+soul+sex- y Maná –Drama y luz–, aunque la banda mexicana ya ha retrasado en varias ocasiones el lanzamiento de su nuevo álbum y no se descartan cambios de última hora en la fecha de publicación.
Como si de un crescendo se tratase, marzo llegará a los calendarios con una suculenta batería de propuestas sonoras. Es el caso de la banda estadounidense REM, que en Collapse into now reúne sus primeras canciones originales desde que editara Accelerate (2008).