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Torremolinos

Torremolinos: las calles del recuerdo (6)

Torremolinos no es sólo turismo, fiesta, deportes, playa y sol. Es también arte, cultura, crisol de civilizaciones. En estas crónicas, Jesús Antonio San Martín, desarrolla lo más representativo del ayer y el hoy de Torremolinos.

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Se acercan a la cincuentena las calles y plazas que en Torremolinos esplenden con nombres ligados a la historia local y que, de tener datos más amplios de quienes las protagonizan, no cabe duda de que ocuparían su millar de útiles páginas. Personas distinguidas que tienen su vía pública en Torremolinos y que durante largos años ejercieron eficazmente su cometido profesional, siendo muy queridas y respetadas por el pueblo, fueron aquéllas que, en lo respectivo a la sanidad, prestaron loables servicios médicos, farmacéuticos y veterinarios. De los primeros ya se mencionó en un artículo anterior a los doctores Ubaldo Delgado, padre e hijo, ilustres estomatólogos, al doctor Manuel López Alcaide y al doctor Rodríguez Barrionuevo, eminente neurólogo y pediatra, autor de libros de texto universitarios. Hoy, además de recordar a éstos, traemos a la memoria a otros distinguidos doctores.
De las calles dedicadas a personas que ejercieron la sanidad y que literalmente se desvivieron por el pueblo de Torremolinos, de todas las cuales pocos datos biográficos se conocen, relacionamos las siguientes, incluyendo algunas de las ya mencionadas con anterioridad:
Calle Doctor Rodríguez Barrionuevo, en el límite con Benalmádena. El doctor Rodríguez Barrionuevo nació en Torremolinos en 1946 y falleció en 2002. Fue un destacado neurólogo y pediatra, muy estimado por sus compañeros del Hospital Materno Infantil. Su presencia era imprescindible en congresos médicos y escribió varios libros que hoy se utilizan como texto oficial en las universidades.
Calle Doctor Manuel López Alcaide, perpendicular a la avenida de Benalmádena. El doctor López Alcaide, que tuvo consulta en calle Cruz, prestó durante 44 años importantes servicios sanitarios a autóctonos y foráneos en Torremolinos.
Calle Doctores Ubaldo Delgado, padre e hijo, entre la Plaza de la Independencia y la avenida Isabel Manoja. Ambos doctores, estomatólogos, ejercieron su actividad en Torremolinos desde los años sesenta, continuando el hijo al morir el padre.
Calle García de la Serna, en la zona del Calvario. Don Rafael García de la Serna y Ponce de León, nacido en Gaucín, fue en la década de los años treinta el único médico de Torremolinos. Instaló su consulta en la calle San Miguel, esquina con La Nogalera. Casó con una de sus pacientes, Isabel, hija del más destacado notario de Málaga, de cuyo matrimonio nacieron Juan y María Teresa García de la Serna. El doctor García de la Serna siempre fue una milla más allá en ayudar a sus pacientes, no limitando el ejercicio de la medicina a una simple obligación profesional. Falleció en los años sesenta.
Calle Francisco de Jorge Gallardo, entre la avenida de Benalmádena y la carretera de circunvalación. Don Francisco de Jorge Gallardo, nacido en 1912, fue médico en Torremolinos entre los años 1953 y 1991, año éste de su fallecimiento. Se le conocía cariñosamente como "el médico de la carretera", ya que tenía su casa entre la farmacia de Gómez Blanco y el Hotel Escandinavia, en la entonces Carretera de Cádiz, hoy Avenida Palma de Mallorca. Dotado de gran humanidad y amor hacia sus semejantes, el doctor de Jorge Gallardo fundó la Escuela Hogar de La Carihuela, donde recogió a los hijos de los pescadores, facilitándoles una adecuada formación cultural y proporcionándoles el desayuno y la comida.
Calle Doctor Gustavo García Herrera Reboul, junto al Sanatorio Marítimo. Don Gustavo, como le conocían todos y como incluso le siguen nombrando a día de hoy los trabajadores y ex compañeros del propio Sanatorio Marítimo, ejerció durante años el cargo de director del popular Centro sanitario de Torremolinos. Durante su mandato gozó el Centro de los mejores años de funcionamiento. Al igual que los doctores García de la Serna y de Jorge Gallardo, don Gustavo fue asimismo una milla más allá en el ejercicio de su profesión, interesándose personalmente en sus pacientes, a quienes trataba como verdaderos amigos.
Calle Vicente Blanch Picot, en el Parque Empresarial El Pinillo. Fue don Vicente Blanch el primer farmacéutico de Torremolinos, ejerciendo su actividad durante cuatro largas décadas. Su primera farmacia la instaló en calle Cruz, que posteriormente trasladó a la Plaza Costa del Sol. En la actualidad su familia regenta la farmacia de la calle San Miguel. Destacable es que muchos torremolinenses, sobre todo en los primeros tiempos, acudían a don Vicente como si realmente fuera un doctor en medicina, más que un farmacéutico, buscando que les recetara lo mejor para sus dolencias.
Calle Antonio Moya Fernández, en Los Alamos. Natural de Argamasilla del Campo, Ciudad Real, donde nació en 1914, don Antonio Moya fue el primer veterinario de Torremolinos, entre 1953 y 1978, año de su fallecimiento. La clínica privada que él fundó en calle Joan Miró la regentan hoy su hijo y su nieto, también veterinarios.

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