El tiempo en: Marbella

Jerez

La gran aventura de partir desde Jerez para alcanzar la cima del mundo

Los jerezanos Antonio y José María Mariscal subieron el pasado mes de abril a los campos base del Annapurna y el Everest, respectivamente

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

Antonio Mariscal durante su aventura hasta el campo base del Annapurna

Vistas desde el campo base del Annapurna.

El montañismo es una disciplina cada vez más extendida y con más aficionados. En nuestro país son muchos los puntos en los que practicar esta disciplina para personas que continuamente están buscando nuevos retos. Aunque la ‘Meca’ de este deporte está a muchois kilómetros de aquí. En el Himalaya se elevan los picos más altos del mundo y muchos son los valientes que se atreven a intentar llevar a éxito una aventura de estas dimensiones. Hace una semana, dos hermanos jerezanos, Antonio y José María Mariscal, viajaron a Nepal para hacer los campos bases más famosos, el Everest y el Annapurna. Viajaron juntos hasta Katmandú y allí se separaron para realizar cada uno su particular subida.

Una experiencia “fabulosa”, según relata Antonio. “Aquellas montañas son algo muy desconocido, tienen un halo de misterio por toda la cultura tibetana y a la vez es un disfrute a nivel deportivo y cultural”. En este caso, hicieron “campamentos bases, para acceder es trekking, no escalada. No necesitas muchos medios a no ser que haya nevada. Lo hemos hecho en el mejor momento posible. Hay dos ventanas en el año, primavera y otoño. A partir de ahora el problema es el monzón y en invierno, las bajas temperaturas”.

A Antonio le gusta hacer “mucho deporte y hago todo tipo de pruebas como triatlones, carreras de montaña o travesías de mar. Mi hermano es el que ha hecho mucha montaña y propuso ir al campo base. Se decidió y me animé. Siempre nos han gustado los retos deportivos”.

Para prepararse hacen falta “tres cosas: piernas, pulmones y determinación para hacerlo”, explica Mariscal. “Se puede tener mal de alturas o que el cuerpo reaaciones mal y no se aclimate. Pero no hay que tener miedo a las circunstancias que puedan ocurrir allí”. Y, aunque se haga mucho deporte aquí, “en esta zona no se puede entrenar de verdad. Yo salía a hacer mucha montaña los fines de semanas con caminatas de seis u ocho horas con largas subidas, pero no puedes entrenar en altura. Aquí lo máximo son 1600 metros y allí entre 4200 y 5600, que no es posible entrenarlo en esta zona. Además, las condiciones, en el mismo día he pasado calor, me ha llovido, granizado y nevado. Además, pueden ocurrir cosas que no controlas, yo vi alguna que otra avalancha”.

La preparación fue relativamente rápida porque “lo decidimos en enero y fuimos en abril. Encajamos los vuelos, encontramos un grupo y buscamos al sherpa desde aquí, que es el que me acompañó los días de montaña”. Y “hay que ser previsor”. Llevaban “buenos botiquines con todo tipo de pastillas y seguros de viaje. Si ocurre cualquier incidencia estás a tres días de cualquier medio mecánico. Un simple esguince te obliga a tener que ser asistido con un helicóptero”.

Entre las dificultades, Antonio reconoce que “no sé si es más difícil subir o bajar. Muchos pensamos que subir es duro porque hay una gran exigencia, pero la bajada es horrorosa. Las piernas te las destroza. Quizás fue lo más complicado. Y también momentos de mucho desnivel con la mochila. Muchos van con porteadores, pero nosotros decidimos llevar nuestro peso. Llevamos guía, pero no porteador”.

Y una vez en el campo base “lo primero que te conmueve es el escenario. Es espectacular. Cuando empiezas a mirar hacia arriba y ves cuatro kilómetros de altura es espectacular. Y miras las montañas de al lado, e igual. Se disfruta de la inmensidad de la naturaleza. Y la noche también, porque a esa altura el cielo es limpio, era una feria de estrellas”.

A nivel personal, “ha sido el viaje más completo. Llegar a un país muy desconocido con montañas míticas. Tiene un componente misterioso. Te llena en lo deportivo, cultural, espiritual e incluso gastronómico, porque es todo muy diferente. Es un viaje que llena”.

Las largas colas para subir al Himalaya

No es extraño en los últimos tiempos ver imágnes de aquella zona del mundo muy masificada. En este sentido, Mariscal explica que “la actividad turística en el país pasa por el turismo de aventura. Hay una ley para no hacer trekking solo y eso facilita el empleo de muchas personas del país. Cuando se ven las imágenes de colas tiene explicación. Lo normal son dos meses desde que empiezas hasta que llegas arriba y hay que aprovechar la oportunidad con el clima oportuno. Cuando se abre una ventana empiezan a subir todos”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN