Una encuesta similar realizada en el año 2000 apuntó que solamente un 49% apoyaba la prohibición.
Por ello, la Fundación considera que "la prohibición de fumar en restaurantes y cafés disfruta de un apoyo creciente en la población", según señaló en un comunicado.
La actual normativa belga prohíbe fumar en los restaurantes pero sí lo permite en los establecimientos donde se sirven alimentos sin cocinar, por lo que los cafés que sirven pequeños aperitivos siguen teniendo mucho humo.
A pesar de las crecientes cifras a favor de la prohibición, los dueños y gerentes de cafés y bares la justifican en una menor medida (57%), mientras que sólo un 24% la consideran prudente, tal vez temiendo el posible impacto económico en sus negocios.