La Audiencia Nacional finalizó ayer el juicio contra Mattin Sarasola, Igor Portu, Mikel San Sebastián y Joseba Iturbide, presuntos integrantes del comando Elurra, para quienes el fiscal ha pedido entre 30 y 33 años de prisión por los delitos de pertenencia a banda terrorista, conspiración para la realización de estragos terroristas y tenencia o depósito de sustancias o aparatos explosivos.
Además, a Portu y Sarasola les acusa también de tenencia ilícita de armas.
En su informe final, el fiscal Pedro Martínez consideró que en el juicio, que se inició el martes, se han puesto de manifiesto múltiples pruebas que acreditan los hechos que imputa a los cuatro acusados y se ha referido al atentado de la T-4, acción por la que Portu, Saraola y San Sebastián han sido ya condenados a 1.040 años de cárcel.
Además de la declaración de Sarasola ante la Policía tras su detención, en la que –dijo– éste explicó con “todo lujo de detalles” los planes del comando para atentar contra la zona de Azca, el fiscal indicó que existen pruebas que corroboran estas declaraciones, como el hallazgo de dos zulos o la incautación de pistolas en el arresto.
Martínez defendió la “perfecta, legal y rigurosa” obtención de las declaraciones que efectuó Sarasola, y aseguró que fueron prestadas de forma “libre y voluntaria”, con presencia de su abogado y con el examen de los médicos forenses.
Según el representante del Ministerio Público, para perpetrar el atentado en Azca, Portu alquiló en Irún (Guipúzcoa) un coche con el que los procesados se desplazaron a Madrid vía Zaragoza en los primeros días de diciembre de 2007 con el fin de “mirar el sitio donde colocar un vehículo-bomba”, eligiendo el aparcamiento existente entre el edificio de El Corte Inglés y el BBVA.
El atentado no pudo llevarse a cabo porque Portu y Sarasola fueron detenidos el 6 de enero de 2008 en la zona de Udala próxima a Mondragón, provincia de Guipúzcoa.
La acusación que ejerce la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) coincidió también con el fiscal en que la declaración de Sarasola en la que relató los planes para el atentado fue espontánea y que, sumada al resto de las pruebas, es “más que suficiente” para condenarles.
Por su parte, la defensa ha pedido la absolución de los acusados al estimar que la declaración policial de Mattin Sarasola no puede ser valorada por el tribunal y debe ser considerada nula porque, ha dicho, éste argumentó que fue obtenida bajo torturas.