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“Todo pasa por algo” en el Málaga Club Festival

Pellicer aseguró tras la derrota ante el Racing que su equipo “no está muerto”, pero hace tiempo que el club empezó a estarlo desde dentro

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  • El once titular que jugó contra el Racing en La Rosaleda. -
  • El Málaga casi nunca es peor que su rival, pero solo el Málaga es capaz de matarse a sí mismo
  • Quedan 12 partidos y Pellicer insta a los suyos a resistir y sobrevivir, aunque el destino a 1ª RFEF parece que esté escrito

“Las cosas pasan por algo y así es muy complicado”, decía Sergio Pellicer después del 0-1 contra el Racing de Santander. Las “cosas” son todo ese cúmulo de desgracias que han llevado al descenso virtual al que se ha condenado el Málaga. El “así es muy complicado” puede que se refiera a la jugada que nubló el destino del club, la expulsión de Genaro al inicio de la segunda parte. Pero ese “así es muy complicado” tiene más lecturas que una tarjeta roja condenatoria. La de Pellicer es una frase que puede resumir la nefasta temporada del club a la que se deberá poner nota a finales de mayo.

Antes de finalizar este largo y tedioso viaje al ostracismo, quedan por jugarse 12 partidos contra Las Palmas, Levante, Leganés, Andorra, Villarreal ‘B’, Cartagena, Lugo, Huesca, Ponferradina, Mirandés, Alavés e Ibiza. Ya no hay finales, ni últimas oportunidades, ni puntos de inflexión. Ya solo queda ir tirando, tratar de buscar el milagro si es verdad eso de que “este equipo no está muerto”.

La lectura del técnico malaguista tras la debacle ante 26.000 personas fue la siguiente: “No nos pueden achacar nada, tuvimos alma, no somos un equipo muerto. Aunque estuviéramos más o menos acertados. No queda otra: resistencia y supervivencia”. Y razón no le falta. El Málaga fue mejor que el Racing, es más: el Málaga casi nunca es peor que su rival, pero solo el Málaga es capaz de amargar su propia fiesta con errores propios

Lo de siempre. Un día un error defensivo que decanta, otro toca expulsión que condiciona. Al siguiente, mal acierto arriba aun teniendo al máximo anotador español de la historia en punta. “Así es muy complicado”. El silencio fue la respuesta de la afición, que ya se ha cansado de gritar y silbar.

Contexto podrido

Cuando Pellicer regresa al Málaga ya es un club podrido que arrastra malas decisiones de terceros desde hace años. Todo lo externo ha influido en el campo paulatinamente. Todo empezó con aquel jeque que vino prometiendo oro, éxitos, proyectos y excesos. Con él se cumplieron sueños de Champions, pero demasiado pronto comenzaron las pesadillas. 

Un club con un presidente apartado y acusado de varios delitos, un director deportivo que no conocía qué es eso del límite salarial (le llaman Caminero, pregúntenle a Okazaki), una entidad intervenida judicialmente, sin presidente, con un director deportivo con un rol de salvador que no le correspondía y que no acertó cuando más presupuesto tenía. Un club sin director general que ahora sí tiene uno pero que dice que todo funciona perfectamente. El que confió en él es un administrador judicial que solo se quedó en las buenas decisiones económicas y no asumió más responsabilidades. O las asumió ya tarde.

Y este año, con una planificación desacertada, se buscó un reseteo que al final fue cortina de humo. Entonces vinieron grandes cabezas de cartel a un festival que ha tenido que desalojarse por incapacidad de sus artistas y sus organizadores.

Una gestión de club de barrio en ciertos aspectos, un grupo de trabajadores que ha pasado por un ERE, una sanción de LaLiga que dejó al equipo con 18 fichas profesionales, una situación crítica que rozó la desaparición por momentos. Y luego un saneamiento de las cuentas que trajo tranquilidad e ilusión, como la de cada verano, y que terminó implosionando hasta coquetear con el descenso en la temporada pasada. Así es muy difícil porque este club no es un club normal.

Y este año, con una planificación desacertada, se buscó un reseteo que al final fue cortina de humo. Entonces vinieron grandes cabezas de cartel a un festival que ha tenido que desalojarse por incapacidad de sus artistas y sus organizadores. Málaga Club Festival. Jugadores que cualquiera desearía y aquí no valen. Unos que cumplen y demuestran validez hasta que el compañero comete un error. Un grupo que canta con autotune y desafina casi siempre. Enfrente, un público hastiado y que ya no quiere saber nada de festivales que vendan experiencias del tipo “Objetivo: el ascenso”. 

El Málaga todavía no es equipo de Primera RFEF porque lo dicen las matemáticas. Tampoco lo es porque su himno y su gente y su ciudad y su estadio dicen que es un equipo de Primera. Pero las circunstancias, el estancamiento judicial y la serie de catastróficas decisiones de unos y otros, dentro y fuera del campo, lo han destinado al ostracismo. Como decía Pellicer, las cosas pasan por algo y así es muy complicado. Lo sabe y lo sufre su afición.

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