Es una realidad que había sido soñada antes. El Unicaja ya tiene su machada después de haber eliminado al Barça en los cuartos de final de la Copa del Rey por 87-89 en un partidazo para la posteridad. Un emocionado Darío Brizuela (27 puntos) y eléctrico Kendrick Perry (22 puntos y 6 asistencias) fueron decisivos y los de Ibon volaron en la pista, supieron sufrir, se recompusieron a base de defensa y decisión en ataque para remontar. Y en la prórroga, con tantos corazones volcados en el pabellón, lograron agigantarse ante el gigante culé. En las semifinales de este sábado espera el Real Madrid, que eliminó con dificultades al Valencia Basket.
El esfuerzo de los once de la rotación fue mayúsculo. Pero, sobre todo, fue admirable la entereza de Darío Brizuela, que como él mismo se desahogó tras la exhibición "había pasado los peores días de su vida" al estar su hijo Bruno en la UCI. "Ahora está bien" y su padre, desde Badalona, le dedicó una obra maestra que le mostrará cuando crezca. Porque fue un partido para contarlo en desayunos y cenas, ascensores y sobremesas, días presentes y días futuros.
Con el inicio de partido ya se generó ilusión y expectativas. Porque comenzó enchufadísimo Perry, con dos tiros generados de una calidad inmensa y una de sus penetraciones en unos primeros minutos de tanteo entre ambos equipos. Debía tener cuidado David Kravish en el posteo y en la guerra del rebote.
En el ecuador aparecieron dos figuras en cada lado: los siete puntos de Nikola Mirotic (que acabó con 15) y los otros siete de un Darío Brizuela muy fluido desde que pisó parqué dejaron un primer cuarto entretenido, igualado y hasta con final de épica con un último triple de Satoranky. Esto obligó al Unicaja encarar el siguiente acto con un punto por debajo.
Un parcial de 7-0 nada más volver a la pista fue una jarra de agua helada. Ante este Barça no se pueden caer en excesivos minutos de sequía. Te matan con puntos sea quien sea el que se la juegue: Higgins en la media distancia, Abrines en el triple y hasta James Nnaji, que ganó un rebote por intensidad a Osetkowski que fue reflejo de un dato que explicaba muchas cosas.
Insistía Ibon Navarro durante estos días en controlar el rebote, sobre todo el defensivo para salir a correr al contraataque, ahí donde es más letal el Unicaja. Pero en el segundo cuarto hablaron las estadísticas en ese sentido (21-12 en rebotes). Aunque un parcial de 1-10 avivó la fe de los cajistas, que se marcharon al descanso con un 41-34 que remontar.
Llegó a perder hasta de 13 puntos el equipo malagueño, que necesitaba acomodar el partido al caos que acostumbra. En buenas defensas de los culés se tuvo que bregar con el uno para uno y ahí aparecían de manera intermitente Brizuela y Perry. El vasco estaba siendo el más inspìrado, pero se volvía a necesitar algo más en la pintura.
Dentro de las obligaciones para ganar al Barça está la de aprovechar sus errores y convertirlos en puntos. Se logró una buena racha para recortar y ponerse 50-55 al final del tercer cuarto, pero un nuevo parcial volvió a alejar a los de Jasikevicius. “Estamos jodidos en el rebote”, decía en un tiempo muerto Ibon Navarro. Para colmo, David Kravish se cortaba las alas cargándose con cuatro faltas.
No olviden que este equipo, todo corazón, no muere fácil. Siempre encuentra un aliento. Con más razón por el apoyo que resonaba en la grada del Palau Olímpic, a ritmo de charanga y cánticos malaguitas. Brizuela fue el brazo ejecutor de ese impulso emocional que ya es un clásico de esta temporada. Es como si entraran en llamas. A cuatro minutos para el final, el marcador indicaba 63-67.
En mitad del descontrol y en dos chispazos el Barça pasó de tener al Unicaja a un punto a distanciarlo a siete. Si se ganaba este partido tendría que ser picando piedra desde la defensa, con Alberto Díaz como líder indiscutible. Por supuesto que lo fue.
Brizuela se sacó de la chistera su mejor truco con una canasta inverosímil y Osetkowski, en el siguiente ataque, acertó en un triple crucial para el empate. Con 27 segundos y 76 iguales tuvo el ataque ganador el Barça, con un tiro liberado de Higgins que no metió. Casi lo hace Brizuela con un Ave María desde su casa que tocó red, pero no entró. A la prórroga.
Entró muy bien a la prolongación el equipo malagueño, al son de Perry y la Mamba Vasca. Entonces, empezó el tiroteo. Brizuela, Mirotic, Brizuela y el marcador bailando. Partidazo a flor de piel y con las pulsaciones al máximo el Unicaja se colocó cuatro puntos arriba. Dos malos ataques y una falta se salvaron algo más con dos tiros libres de Will Thomas, un tipo fundamental en contextos así y rivales de esa talla.
Hasta que llegó el momento culmen del partido: con 29 segundos en el reloj para una última posesión, anotó Kendrick Perry una bomba milagrosa que entró con nieve y suspense. ¡¡¡Qué partido de Perry, cocinando en la pista!!! Y qué final de partido, con Laprovittola que intentó un dos más uno que no entró por fortuna. Falló los dos tiros libres y la victoria ya si fue verde y morada. Y lo seguirá siendo, porque para la historia de la Copa quedará este duelo resuelto en la prórroga de manera mágica.
- Ficha técnica
87 - Barça (21+20+14+21+11): Satorasnky (11), Laprovittola (12), Kalinic (3), Mirotic (15), Vesely (7) -cinco inicial-, Sanli (4), Sergi Martínez (-), Abrines (8), Higgins (10), Tobey (6), Jokubaitis (7) y Nnaji (4).
89 - Unicaja (20+14+16+26+13): Perry (22), Carter (3), Barreiro (-), Kravish (10), Ejim (-) -cinco inicial-, Osetkowski (8), Kalinoski (12), Brizuela (27), Djedovic (-), Thomas (5) y Saint-Supery (-).
Árbitros: Carlos Peruga, Fernando Calatrava, Jorge Martínez y Martín Caballero. Eliminaron con cinco faltas personales al visitante Díaz (min.45).
Incidencias: Segundo partido de los cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el Palau Municipal d'Esports de Badalona ante 10.147 espectadores.