En la mañana de este viernes continuando con la histórica tradición realizada anualmente desde 1755, e interrumpida únicamente como consecuencia de la COVID-19, ha tenido lugar el acto de Bendición del Mar presidido por el Almirante Jefe del Apoyo Logístico de la Armada (AJAL),, Santiago Ramón González Gómez, acompañado por el Vicealmirante Jefe del Arsenal de Cádiz, Ricardo A. Hernández López, el Contralmirante Jefe Base Naval de La Carraca, Juan Antonio Cornago Diufaín y diversas personalidades y autoridades.
Los orígenes de la Bendición se remontan al voto que hizo la Armada en 1755, para solemnizar el escaso efecto que tuvo el maremoto que siguió al terrible terremoto de noviembre de dicho año, conocido como el Terremoto de Lisboa, sobre la entonces llamada Real Isla de León y, en particular, sobre el Arsenal de La Carraca.
El día 1 de noviembre de 1755, festividad de Todos los Santos, sobre las 9:30 de la mañana, se originó, a unos 250 kilómetros de la costa portuguesa, un gran seísmo que provocó un inmenso movimiento de mar. Este maremoto llegó a inundar, con sus devastadoras consecuencias, numerosas ciudades de la costa de Huelva y Cádiz.
En la ciudad de Cádiz las olas rompieron las murallas portuarias y el mar invadió la ciudad en tres ocasiones, falleciendo, como consecuencia, decenas de personas. Asimismo, se inundaron parajes tan conocidos como la Caleta y las dos puertas de la ciudad, la Puerta del Mar y la Puerta de Tierra. En Ayamonte murieron 1.000 personas y en Lepe 400 personas, perdiendo, además, gran parte de su flota pesquera. En Chiclana, Sanlúcar de Barrameda, Rota, El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera hubo cuantiosas víctimas y desperfectos.
En la entonces llamada Real Isla de León (actualmente, San Fernando) no se produjeron daños materiales de gran importancia, pero su población fue consciente del evidente peligro que corría la ciudad por su proximidad a Cádiz. Tras este desastre natural y dado que La Isla y sus habitantes se habían salvado de la catástrofe, la Armada hizo voto solemne de celebrar la bendición de las aguas como muestra de gratitud.
El acto comenzó a las once y media y finalizó alrededor de la una del mediodía con el tradicional desfile militar que cierra cualquier acto castrense. Dentro de este característico acto tuvo lugar la misa votiva, ofrendada por el arzobispo castrense de España, Juan Antonio Aznárez Cobo, la procesión hasta los muelles para el acto de bendición y la vuelta en procesión de nuevo a la iglesia. A continuación, se entonó la salve marinera y se cerró el acto con el desfile final de la Fuerza.
Esta ceremonia ha pasado a convertirse en uno de los actos más importantes de la ciudad de San Fernando por lo que viene siendo habitual la asistencia al mismo de una representación de la Corporación Municipal, con la tercera teniente de Alcaldía de la ciudad, lMaría Regla Moreno Gómez a la cabeza.