Heineken España ha manifestado este martes su "gran preocupación" por el impacto que el paro de transportes está ocasionando en sus operaciones, en el negocio de sus clientes de hostelería y de superficies comerciales, y avisa de que podrían quedarse sin servicio sus principales clientes.
En un comunicado, la empresa, que produce marcas como Cruzcampo, sostiene que si la situación se mantiene, se verá imposibilitada a servir sus productos a las superficies comerciales, bares y restaurantes, "y a aprovisionarse de materias primas, debido a los violentos piquetes que impiden las normales operaciones de la compañía".
Ante esta "compleja situación", la cervecera reclama la implicación de las administraciones públicas "para que se garantice la libertad de movimientos de los transportistas que quieren seguir trabajando, respetando el derecho de aquellos que han decidido adherirse al paro de forma voluntaria".
Con este fin, la compañía está "trabajando intensamente con distintas autoridades nacionales y regionales", así como con asociaciones empresariales y sectoriales como Cerveceros de España y FIAB.
Heineken confía en que pueda resolverse lo antes posible y no afecte aún más "a todos aquellos que también están sufriendo sus consecuencias", como el sector agroalimentario en su conjunto, los hosteleros, establecimientos comerciales, "y, por supuesto, los consumidores".
Costes laborales
La cervecera no habla en su nota de prensa de los posibles ajustes laborales que conllevaría esta crisis de suministros que está derivando el paro parcial del sector de los transportistas. Hay que recordar que Heineken ejecutó el pasado año un ERE que afectó a 106 puestos de trabajo en toda Andalucía.
Sólo la factoría principal de la empresa en Andalucía, ubicada a las afueras de Sevilla, vio cómo veía reducida su plantilla en 44 trabajadores, según confirmaron los sindicatos. Las salidas, finalmente, se ejecutaron a través de prejubilaciones de forma forzosa tras ser incluidas en el ERE que la empresa anunció para toda España dentro del duro plan de ajuste y ahorro puesto en marcha en todo el mundo.
Sin embargo, mientras que de forma global el ajuste afecta de media al 10% de la plantilla, en Sevilla, por ejemplo, el impacto ha sido mayor.