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El jardín de Bomarzo

La fuerza de las corrientes

Análisis al margen merece el PP, su relación con Vox, el incremento que experimenta esta formación en todos los territorios gracias a un discurso

Publicado: 11/02/2022 ·
09:18
· Actualizado: 11/02/2022 · 09:18
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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Con relativo silencio y calma vive estos días el PSOE sus congresos locales para designar secretarios generales por municipios y, desde ahí, afrontar el inicio de la carrera que desembocará en las elecciones municipales del próximo año y éstas, a diferencia de otras, no admiten alteración de fechas y por ello se celebrarán a finales de mayo o principios de junio del 2023. Veremos si, como auguran algunos, a Pedro Sánchez le puede la tentación de adelantar las suyas y hacerlas coincidir con las municipales para aprovechar el tirón que siempre ejercen los candidatos locales. La dinámica política es muy variable y como ejemplo valga lo que está sucediendo en Castilla y León con un provocado adelanto electoral por parte del PP ante la supuesta inestabilidad de gobierno que mantenía con Ciudadanos y su sorpresa actual, según sondeos, de que igual no le llega para ganarle al PSOE e igual le cuesta sumar gobierno con Vox, que crece por días a costa del PP -la mayoría es 41 y ahora la suma de ambos están en una horquilla entre 40 y 43, mientras que el PSOE ronda los 28-31-; las elecciones las carga el diablo y de ello saben y temen en Andalucía, que según el día cabalga entre el discurso de un posible adelanto para antes de verano y, paralelamente, no descuida la posibilidad de agotar el mandato esgrimiendo que "no hay razón" para adelantar. La clave es que en Andalucía se votará más a Moreno Bonilla que al PP, al igual que a Ayuso en Madrid y solo un elemento distorsionador como Macarena Olona por Vox puede agitar la urna electoral andaluza.

Volviendo a los congresos locales, pocas sorpresas en un momento de aparente quietud tras la convulsión en Cádiz que supuso la disputa entre Ruix Boix e Irene García salvo el inesperado nombramiento como secretario general de San Fernando de López Gil, que de esta manera se parapeta en La Isla tras la ruptura de relaciones con el nuevo secretario general al entender que éste incumplió la palabra que le dio relativa a la integración del grupo que representa, salvo lo de la arcense Ana Carrera al frente de Organización y que a estas alturas se sabe con un papel poco determinante.

Se suma, además, al supuesto incumplimiento del acuerdo de integración la noche del congreso tras aceptar un porcentaje de inclusión de la lista que apoyó a García y, llegada la hora de la votación, se sacó un conejo de la chistera incrementando la lista para meter más gente suya y, así, darle una patada al acuerdo. A diferencia de lo que hubiera hecho en este caso Luis Pizarro en otra época parando la votación y quemando la urna, el nuevo secretario de organización socialista, el tal Noel López, se tragó una afrenta directa contra la línea de flotación del propio Juan Espadas. ¿Cumplirá el acuerdo de ceder la presidencia de Diputación, llegado el caso que esa es otra, a Javier Pizarro o a Mamen Sánchez o como la noche del congreso o el acuerdo con Nando silbará feliz mirando al cielo sanroqueño?

Nadie puede negarle que es un trabajador incansable y que se pasa el día ejerciendo el laborioso oficio de hacer política, de hecho casi su única otra afición es ver deporte y/o leer el Marca; ahora tiene el dificultoso reto de unir a un partido en la provincia de Cádiz que aunque parezca calmado es una olla a presión y afronta un ciclo electoral que, en principio, no le favorece, pero será responsable del resultado en esta provincia y habrá de afrontar el tránsito sucesorio, la designación de cargos, las renuncias y nombramientos y los conflictos que originen los desencantos de unos y otros. Y entre sus principales virtudes no está, de hecho, la conciliación.

Está por ver lo que decide finalmente Irene García. El nuevo secretario general parece que está a la espera de esa decisión para que se liberen espacios y ocuparlos, sobre todo para absorber el poder institucional -y económico-. García podría optar ir en la listas al Senado o al Congreso en las generales del 2023, apostar por el proyecto de Juan Espadas en las autonómicas de este año y por tanto ir en las listas al parlamento o hacer trinchera en diputación con su grupo para optar a la reelección y para ello tirar la moneda al aire que representa un Ferraz donde cada día manda uno distinto y que, no hay que olvidar, es quien tiene la última palabra para designar a los presidentes de diputación.

En el hipotético caso de que la ex secretaria general por Cádiz optará por pájaro en mano antes que ciento volando y se marchase destino parlamento de Andalucía en unas elecciones que con bastante probabilidad se celebrarán antes de verano, su sucesión al frente de la diputación es un caramelo envenenado por cuanto es un por un año, con el presupuesto del presente bastante agotado y el sucesor jugándosela en unas elecciones municipales que aunque el PSOE las maneja bien porque por partidos judiciales gana, sabe que es echar una moneda al aire. Si la releva Ruix Boix, incumple el acuerdo con su grupo y, además, no irá en las listas al Congreso, su gran objetivo. Si no lo hace, destapa la caja de los truenos entre Pizarro o Mamen Sánchez, de su corriente, o Ruiz Arana, de la de Espadas, que tendría que coger el acta de diputada de Encarna Niño -Mamen también de alguno de los dos diputados de Jerez-. Aunque parece que la alcaldesa de Jerez anda más centrada en su campaña jerezana que en la provincia, no es menos cierto que quiere y no pierde de vista la posibilidad de dar el salto a la casa rosa. La otra opción sucesoria es el vicepresidente José María Román, pero parece que sus posibilidades de suceder a García son nulas al no tener suficientes apoyos ni aquí ni allá. Lo mismo le sucede a Moscoso, que no cuenta.

Análisis al margen merece el PP, su relación con Vox, el incremento que experimenta esta formación en todos los territorios gracias a un discurso más contundente y con menos ambigüedades que el que ofrece el PP y el futuro que a ambos parece unir a tenor de la escasa representación que tendrá Ciudadanos. La figura de un Moreno Bonilla que lo concentra todo en Andalucía, el evidente declive de Casado y las consecuencias de todo ello en una provincia donde el PP, cara a municipales y en base a sus candidatos, tiene muy limitadas las posibilidades de crecimiento. La política nunca termina, ni admite treguas. Siempre se cuece algo y aunque, como el mar, la superficie parezca en calma, por debajo la fuerza de las corrientes arrasan, se cruzan, llevan o traen. Alimentan a especies que saben dejarse llevar o matan a quienes luchan en su contra. Dejarse llevar o luchar en su contra, esa es la cuestión.

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