Twelve nights in Hollywood (Universal) retrata a Ella Fitzgerald en plena madurez sobre el escenario de The Crescendo, testigo del apabullante repertorio que la Primera dama de la canción regaló a unos doscientos afortunados espectadores cada noche, entre el 11 y el 21 mayo de 1961, y en otras dos veladas celebradas un año después.
Por aquella época ya había publicado la mayor parte de la obra por la que pasaría a la historia del jazz, en particular, y de la música, en general: esos álbumes que establecieron las versiones definitivas de las canciones de los grandes compositores norteamericanos del siglo.
Se trata de autores como Cole Porter, los Gershwin, Harold Arlen y el tándem Rodgers y Hart, con los que Ella alternó en sus discos con las colaboraciones con colosos del jazz como Duke Ellington y Louis Armstrong, en una serie frenética de álbumes que el sello Verve comenzó a publicar a mediados de los años cincuenta.
En las noches de The Crescendo pudo escucharse una generosa antología de toda esa obra a través de la portentosa voz de Ella Fitzgerald, acompañada por un cuarteto con el que tenía la costumbre de no repetir casi ninguna canción entre una velada y otra.
El siempre atento Norman Granz, gran patrón del jazz y representante artístico de Ella Fitzgerald –entre otras figuras del género–, tuvo la feliz idea de grabar las actuaciones hollywoodienses.
Y de esas cintas se seleccionaron doce cortes que integraron Ella in Hollywood (1961).