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Cádiz

Final feliz para el inspector de Policía que se "enamoró" del perro que llegó en patera

La Delegación Territorial de Agricultura ha comunicado al inspector que podrá adoptar al perro que llegó en una patera a la costa gaditana

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  • El inspector de Policía, Fernando Galindo, junto a 'Res-catado' -
  • Al final se impuso la razón y Galindo podrá hacerse cargo de 'Res'

Al final se impuso la razón. Al final se impuso el sentido común. Al final se impuso la lógica y la humanidad ante la cerrazón de la burocracia y de leyes que en algunos casos concretos rozan el absurdo. Fernando Galindo García, inspector de la Policía Nacional, que trabajaba, por las noches, como coordinador de Servicios de la Comisaría Provincial, podrá adoptar a ‘Res’, el perro que llegó en una patera a las costas de Cádiz y que este agente, con tenacidad y paciencia, logró primero salvarlo de ser sacrificado y luego evitar que se lo llevasen a una perrera para pasar una cuarentena de seis meses.

Este mismo viernes, tras salir a la luz su historia, desde la Delegación Territorial de Agricultura de la Junta, que había asumido las competencias, le llamaron para darle la buena nueva, es decir, que podía quedarse con el perro que le robó el corazón la misma madrugada que lo vio desembarcar en Puerto América, en la capital gaditana, tras ser rescatado, junto a otras 26 personas, por Salvamento Marítimo de una patera a la deriva frente a la costa gaditana.

Ahora tiene el permiso de quedarse con ‘Res’ y que este pase la cuarentena de seis meses en su casa, tal y como había solicitado el inspector Galindo García. Además, de manera periódica a la vivienda acudirá un veterinario de la Junta para comprobar la salud del animal, sobre todo comprobar que no desarrolle la rabia, enfermedad erradicada en la península ibérica pero no en el norte de África, lugar de donde provenía el perro.

La noticia la recibió mientras esperaba una llamada del Ayuntamiento para saber si se hacía cargo o no del perro. En caso afirmativo su obligación, por ley, era entregarlo para que pasara al menos la cuarentena sin posibilidad de haberlo vacunado con anterioridad, algo a lo que Fernando Galindo se hubiese negado tal y como explicó a este medio: “El perro no sale de mi casa”, asumiendo las posibles multas o sanciones que ese acto de cierta desobediencia conllevara.

Y es que desde el primer momento hizo lo posible y lo imposible por dar una solución policial a una situación que pocas veces se ha dado como es la llegada de un perro en una patera. Lo que no sabía es que en ese proceso él se enamoraría, al igual que su mujer, de ‘Res’, nombre que le puso días después de ser precisamente REScatado.

Un final feliz para una historia repleta de humanidad protagonizada por un agente de la Policía Nacional de Cádiz y que demuestra que el cuerpo tiene un corazón que va más allá de sus funciones de servicio ciudadano y humanitario.

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